EL, CONTRABAJOS, YO, CLARINETES

nací afuerita de las rejas de la muerte
en el vestíbulo para ser exactos
detrás del umbral
un lugar llamado libertad 
cuenta una semifusa de silencio
sin contratiempos el compasillo
con bajo sexto y tarola entonando 
La Marcha de la Corchea Truncada

él, contrabajos, de maderas silvanas
y tripas de felino enardecido
con las partituras en las manos,
ella, una cornamusa en sol, 
de piel canela y lienzos azabaches
metronómica y fugaz,  
yo, clarinetes, en mi agudo
de ébanos ancestrales
con el diapasón envibracido 
y las canas atonidas

él, contrabajos, engordaba la chueca del otro lado
ella, cornamusa, elevaba cantos alentados
yo, clarinetes pitando a desconciertos
en los cerros secos y tristes de la colonia

una pita de sisal 
cual fuere
cordón umbilicado
nos maniatea y jalonea
como batuta descuadrada
alebrastados
igual que la liebre perseguida
por la jauría infernal
a posarnos
ante la loa
de lo fantasmagórico
a unos pasos del límite atrófico
dentro del territorio ocupado
Años después,
 el tata patriarca misacantano 
del palacio de neones 
con su tren doriado al tórax
lanzaría sus últimos saxalmos
a la dignidad armónica
en perfecta tonalidad
recoveco de novenas 
lidias dominantes
furia de dodecafónicas
entonadas en tremendos bemoles
atane con sus redes
la dis y la con
sonancia
legado
a mis
tímpanos
enardecidos

-Zopilote (c) 1993

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