La Pesadilla del DJ El Dj tocaba los discos. La noche era fría, solo el fuego y el licor la calentaban un poco. La gente no bailaba, platicaba. El DJ cambiaba los discos, eran NRG, Vapour Space, Traumatic Stress y nada. No pasaba nada. La gente seguía platicando. El DJ hacía tremendos loops, vibraciones; todo fue intentado. El público discutía las influencias del hardcore que no es techno. -Sí, mira lo que pasa es que Bad Religion es hardcore con thrash.- -No. No, es como decir que Green Day es pop con funk. No se puede ser pop funk, entonces es funk y ya.- Los amigos del DJ miraban la fiesta con descontento y desapruebo. El DJ mostraba un tremendo aire de suficiencia, parecía que estuviera tocando en alguno de los Sunrise's o que sintiera la presión eufórica de estar tocando ante un verdadero grupo de creyentes. El DJ mantenía la seriedad. El DJ ante todo se comportaba como DJ. No era un simple toca-discos, era un DJ y se comportaba a la altura. Y a la hora en que colocó "Human" de Resistance D, uno de los principales actos de Harthouse, gritó: -Let's do it!- a la vieja manera del shamán-DJ. Nadie conocía la vieja manera de un shamán DJ, nadie conocía nada acerca de la vieja tradición Vicks Vaporub de Altern 8, nadie conocía nada. La fiesta estaba lejos de ser un rave, casi se podía definir como una lunada bohemia. Es más, solo faltaba un acordeón y los bombones quemados, para ya serlo. ¿Qué no traes a Nirvana, niño?- preguntó agresivamente algún invitado al DJ. El DJ pudo haberle contestado de la misma manera, pero un DJ conoce el secreto de llevársela calmada y solo agitó negativamente la cabeza. Pero Smile, uno de los figurosos amigos del DJ, uno de los invitados que no vestía Levi's rotos y camisa de franela, contestó con frialdad y desprecio: -¿Qué no sabes que Nirvana is dead?- La fiesta continuó por largo rato. Sí, el DJ sentía la frustración atrapada en sus neuronas. Más no era el único, la gran mayoría deseaba oír "Foxy Lady" de Hendrix. Y se hizo la luz. Con todo el desgano que cabe en una clase de matemáticas, el DJ la tocó. Complació a los invitados con un largo periodo de canciones por el estilo; el público estaba feliz. Para el DJ fue una noche difícil que apenas comenzaba. Tocar Blind Melon y Pearl Jam no era su sueño, era su deber. La gente tomaba whisky, tequila y cerveza; eso hacía las cosas más sentimentales y difíciles. Los amigos del DJ cargaban un tanquecito de Nitro del tamaño de una pasta dental. Eran 2 mundos musicales que chocaban con la fuerza de un cometa. En el cielo las estrellas brillaban y Júpiter esperaba la colisión de un meteorito. Cool night? No lo creo. Aburrida, más bien.